En mi tormento prolijo,
Al cielo a veces acudo;
Pero ¡ay! El cielo está mudo
Para el hombre a quien maldijo.
En vano, en vano me aflijo
Por la esperanza extinguida,
Y aunque mi ya envejecida
Frente, de pesar se abrasa,
No vuelve la edad que pasa,
Ni vuelve la fe perdida.
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