¿Qué alma, llorando su infeliz destino
dentro del himno popular se agita,
al ascender la música infinita
en el fondo del aire cristalino?
Vibra en la flauta el prolongado trino,
la tempestad en el tambor palpita,
gime el violín, el clarinete grita
y solloza profundo el bombardino...
Es el acento múltiple, anhelante,
de la perdida caravana errante
que del nativo hogar la suerte implora...
¡Es el alma de un pueblo sin enseña!
¡Es la dulce, la triste "Borinqueña",
madre ideal que por sus hijos llora!
No hay comentarios :
Publicar un comentario