Palabra que te niegas a mi empeño;
palabra esquiva, más ardiente y pura,
cede al milagro de mi antiguo sueño
y entrégame tu amor y tu hermosura.
Yo sé que eres resumen y diseño.
Yo sé que eres espíritu y figura,
y que, si al dios de tu metal desdeño,
nunca podré tener tu arquitectura.
Sé para mí columna y también arco.
Sé para mí la flecha que del arco
hacia la luz del infinito parte.
Sé, por dominio creador, la cima
en la que, por empuje de la rima,
he de gozar la excelsitud del arte.
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