Ayer, el cielo azul, la mar en calma
y el sol ignipotente y cremesino,
y muchas ilusiones en mi alma
y flores por doquier en mi camino.
Mi vida toda júbilos y encantos,
mi pecho rebosando de pureza,
mi carmen pleno de perfume y cantos
y muy lejos, muy lejos, la tristeza.
Ayer, la inspiración rica y galana
llenando mi cerebro de fulgores;
y tú, sonriente y dulce en tu ventana,
hablándome de dichas y de amores.
Ayer, cuanto era luz y poesía:
las albas puras y las tardes bellas
henchidas de sutil melancolía,
y las noches pletóricas de estrellas...
Y hoy... la sombra y el ansia del desierto,
perdida la esperanza, y la creencia,
y el amor en tu espíritu ya muerto,
y sembrada de espinas la existencia.
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