Tan abierta de brazos como de piernas,
Tocas el harpa y ludes madera y oro.
Dejo al mueble la plaza por el decoro,
Y contemplo caricias a hurgarme tiernas.
A tu ardor me figuras y subalternas
En la intención del alma que bien exploro,
Y en el roce del cuerpo con el sonoro
Y opulento artefacto que mal gobiernas.
Y tanto me convidas, que ya me infiernas;
Y refrenado y mudo finjo que ignoro,
Para que si hay ultraje no lo disciernas.
Por fiel a un noble amigo pierdo un tesoro...
Tan abierta de brazos como de piernas,
Tocas el harpa y ludes madera y oro.
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