Duda mortal del alma se apodera,
al oír en la noche la lejana
detonación, que turba y que profana
el silencio del bosque y la pradera.
¿Será la bala rápida y certera
que pone fin a la existencia humana,
o el golpe salvador que, en lucha insana,
asesta el montañés sobre la fiera? . . .
Ese ruido mortífero y tonante
hace temblar al alma sorprendida,
cuando está de lo incógnito delante.
Para arrancar o defender la vida,
lo producen lo mismo el caminante
y el guarda, el asesino y el suicida.
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