Se ha
callado la idea turbadora
y me siento
en el sí de tu abrazo,
convertida
en un sordo murmullo
que se
interna en mi alma cantando.
Es la noche
una cinta de estrellas
que una a
una a mi lecho han rodado;
y es mi vida
algo así como un soplo
ensartado de
impulsos paganos.
Mis pequeñas
palomas se salen
de su nido
de anhelos extraños
y caminan su
forma tangible
hacia el
cielo ideal de sus manos.
Un temblor
indeciso de trópico
nos penetra
la alcoba. ¡Entre tanto,
se han
besado tu vida y mi vida...
y las almas
se van acercando!
¡Cómo siento
que estoy en tu carne
cual espiga
a la sombra del astro!
¡Cómo siento
que llego a tu alma
y que allá
tú me estás esperando!
Se han
unido, mi amor, se han unido
nuestras
risas más blancas que el blanco,
y ¡oh
milagro! en la luz de una lágrima
se han
besado tu llanto y mi llanto...
¡Cómo mueren
las últimas millas
que me
ataban al tren del pasado!
¡Qué
frescura me mueve a quedarme
en el alba
que tú me has brindado!
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