Yo no sé si hacen versos las letras
que escribo con lágrimas,
al pensar que, en mi dulce Borinquen,
este bello jirón de la patria
(acaso de un sueño
como sombra vana)
la esperanza gentil del colono
se pierde entre sombras y entre olas amargas.
Para estos renglones que escribo temblando,
ni busco, ni cuento, ni elijo palabras;
esta vez la retórica aguarde,
que la verdad pasa.
Y son estas rimas tan tristes y alegres
saetas de fuego o briznas de escarcha,
que abrasan los labios
o enfrían el alma.
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