Para mí tu
recuerdo es hoy como la sombra
del fantasma
a quien dimos el nombre de adorada...
Yo fui bueno
contigo. Tu desdén no me asombra,
pues no me debes
nada, ni te reprocho nada.
Yo fui bueno
contigo como una flor. Un día
del jardín
en que solo soñaba me arrancaste;
te di todo
cl perfume de mi melancolía,
y como quien
no hiciera ningún mal me dejaste...
No te
reprocho nada, o a lo más mi tristeza,
esta
tristeza enorme que me quita la vida,
que me
asemeja un pobre moribundo que reza
a la Virgen
pidiéndole que le cure la herida.
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