¡Sús, Vaquero Marcial! De nuestra boca
los conjuros oirás: aunque en la brega
quedaste vencedor, siempre a ti llega
de los hombres la voz que te provoca.
¡Por donde quiera el mal! Tu mano toca
las campiñas también. Ya en ronda ciega
el coro de las brujas se despliega
de ti en derredor, sobre 1a abrupta roca.
Hijas sois de 1a víbora y el sapo:
de vuestro hediondo seno sacad presto
las efigies ridículas de trapo. . .
¡Oh, representación de los mortales!
mostrad aquí vuestro asombrado gesto
en la danza infernal de los nahuales.
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