Cuando en el
clave lloran los antiguos motivos
–esas
pavantes gráciles, aquellas pastorelas–
en la aúrea
cornucopia se ven rostros furtivos
y se aspiran
fragancias de olvidadas esquelas.
Todo el
noble Pasado secular y doliente,
duerme entre
seda y púrpura en la estancia fastuosa
y su alma
delicada y exquisita se siente
vagar en el
silencio como una mariposa...
Esos vasos
de Sevres... esos perfumes viejos...
hasta el
reloj inmóvil en la negra consola
evocan
tanto... ¡A veces se mira en los espejos
una Infanta
que pasa con su traje de cola!
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