¡Deja sobre
tu seno que ruede mi cabeza
como una
flor pesada de pena y de pasión:
que amor
burla con gracia sutil toda certeza
y la cabeza
siente, pues piensa el corazón!
De este
divino engaño cuando la farsa empieza,
truecan
sabios sus alas Sentimiento y Razón:
¡y el
pensamiento es todo ternura y ligereza
porque el
sentir es todo cordura y reflexión!
A tiempo se
repite la fama de esta ambigua
y dolorosa
farsa, ¡tan nueva y tan antigua!
y es siempre
igual el fondo y análoga la acción.
Empecemos de
nuevo la divina comedia,
hoy que la
duda, Amada, mi corazón asedia,
que esta
vez... ¡quizá olvide que él lleva la razón!
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