sábado

VI (Poema: Medardo Ángel Silva)



Las rosas del crepúsculo de la tarde de Mayo,
como una fresca lluvia -rosadas, amatistas-
descienden a las casas... el sol en un desmayo
de lumbres, idealiza las flotantes batistas...

     Voces que hacen pensar en magnolias y armiños
conmueven el fastuoso silencio de las salas...
Las horas, perfumadas de inocencias de niños,
pasan sobre la frente con dulce roce de alas...

     Sobre los sueños puros de nueva primavera,
un júbilo de bronces en el aire se espacia...
y la brisa errabunda parece que dijera;
-Dios te salve, María, llena eres de gracia...

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