Por inasible
adoro la gala de los cielos...
¡Señor,
jamás permitas que goce mis anhelos,
que nunca
satisfaga la sed que me devora!
Lo amargo es
el hastío de los sueños hallados,
el corazón
ahíto de los bienes gozados
que se
pregunta: ¿qué voy a pedir ahora?...
No hay comentarios :
Publicar un comentario