Deja sobre
tu seno que caiga mi cabeza,
como un
mundo cargado de recuerdos sombríos;
y dime la
palabra santa y única, esa
palabra que
consuela mis perennes hastíos...
O mejor,
calla. ..deja que en el silencio blando
de la
extinguida tarde, sobre divanes rojos,
me siento
agonizar lentamente mirando
cómo se
llenan de astros los cielos de tus ojos!
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